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La mejor clase de mi vida

¿Recuerdas cuál fue la mejor clase de tu vida?

Me gustaría compartir contigo una experiencia y una reflexión como primera entrada del blog. En septiembre, después de unas intensas vacaciones, me adjudicaron una vacante en el IES Estados del Duque, en Malagón, Ciudad Real, donde tenía que incorporarme una vez empezado el curso y realizado tareas de evaluación en el anterior destino, el IES Bachiller Sabuco de Albacete, lugar de cuyo nombre sí me quiero acordar...

Por estos recuerdos, como aquella manzana de Proust, empiezan a fluir por la mente todos los lugares de los que también me quiero acordar, desde que empezó mi odisea por las tierras manchegas, comenzando con una breve sustitución en Puertollano, la primera clase de Filosofía y los exámenes de selectividad a la vuelta de la esquina, las idas y venidas por la autovía de Ciudad Real a medio hacer... Después de un año, el destino me llevó a la La Solana, donde empecé a sentir la frescura de la primera vacante; la sorpresa al encontrarme con un compañero de la Facultad, las tertulias de amigos "los que leen", el grupo Corralazo teatro y la obra de Arrabal, las noches canallas y los días epicúreos en el departamento de Filosofía; después vino Villarrubia de los Ojos y un aprendizaje a marchas forzadas, los paseos por las Tablas, la vida en Daimiel y las cenas de los tres mosqueteros sevillanos (quedamos dos) trinchando el mejor cordero del mundo, todas las personas que siguen estando ahí; luego Almodóvar del Campo, donde aprendimos a movilizarnos, a empezar el día a carcajadas, esquivar las heladas, conseguí centrarme y con una disciplina intelectual espartana me preparé mis primeras oposiciones en serio, y otra vez una familia de amigos y compañeros; continué mi periplo en Villarrobledo, donde formamos una gran familia, que estaba siempre en los malos y en los buenos momentos, donde aprendí a jugar al ajedrez y sus entresijos, estrategias que también se dan recurrentemente en los equipos directivos... Pero recuerdo mejor esas comidas y cenas antológicas, paseos, experiencias, compañerismo, risas y ganas de vivir y comerse el mundo, en una época donde abundaban los interinos... A continuación llegó Tarancon, paseos por el campo y miércoles de cervezas, visitas a Cuenca donde los mosqueteros seguían cultivando las buenas costumbres junto a los amigos de todas y de ninguna parte afincados en la ciudad de los sueños; en Tarancon otra pequeña familia se formó, entre risas, vinos, jazz y viajes, uniéndonos la lucha por la educación pública en un momento de crisis que se nos llevó por delante a muchos, pero que nos dio una fortaleza, seguridad y vivencias inolvidables, a la par que una gran amistad y momentos siempre epicúreos... Después de un año en el que los recortes me llevaron de vuelta a Sevilla, me propuse volver a retomar los estudios de una de mis pasiones: la lógica. Así, disfruté de lo lindo estudiando a pleno rendimiento para lograr el First Certificate in English y el Master en Lógica y Filosofía de la Ciencia, lo que me abrió las puertas posteriormente a entrar en las bolsas bilingües y a seguir estudiando el doctorado. No hay mal que por bien no venga, y el año en el paro me aportó lo mejor: volver al sur, aprender apasionadamente y lo mejor: conocer a mi alma gemela, amada y compañera Vir. Posteriormente llegó Seseña, con la media jornada llegando justo a fin de mes, pero feliz por los paseos diarios por los jardines de Aranjuez, las risas y el compañerismo de unas personas maravillosas, unas amistades que siempre quedan, Madrid a una hora... Y volvemos a Albacete, en un lugar especial repleto de personajes del cine de Cuerda y experiencias enriquecedoras, con la suerte de contar con un equipo de compañeros excelente, de los que aprender y enriquecerse, así como unos alumnos maravillosos con los que empecé a darme cuenta de que se aprende enseñando. Pero el destino estaba a punto de dar un giro copernicano...

Así pues, me disponía a preparar el nuevo curso con ganas y energías renovadas en Malagón, cuando el día antes de la presentación del curso una compañera de Filosofía, me contó que le habían ofrecido una plaza bilingüe en Sevilla. Imaginaros la sorpresa y la tensión que sentí en aquel momento, sabiendo que ella estaba detrás mía en la lista. Me dio un vuelco el corazón cuando comprobé que la llamada perdida que no atendí esa mañana de domingo era un número de la Delegación de Educación de ¡Cádiz! ¡Un sueño que empezaba a materializarse!

Todo ocurrió muy rápido. Las llamadas el lunes a primera hora, la inquietud por saber si esa oportunidad aún podía atraparse o se había esfumado... Y todo ello un día de presentación del curso con mi tutoría, de Segundo de Bachillerato. Justo cinco minutos antes de empezar, logré contactar y me llevé una grata sorpresa: me ofrecían cuatro plazas y ¡yo era el primero para elegir! Con el subidón de adrenalina y la intensa emoción entré en la clase y pensé: "Posiblemente esta sea mi primera y mi última clase aquí... ¿Cómo te gustaría que te recordasen?" Gracias a la euforia y alegría, me comprometí a dejar huella, a ofrecerles LA MEJOR CLASE DE MI VIDA.

Al entrar con una sonrisa que irradiaba felicidad y emoción, la conexión con los chavales fue automática. Recuerdo casi las palabras exactas que dije, pues cuando uno está profundamente feliz y emocionado, la memoria funciona a todo tren. Me presenté, les conté mi trayectoria como profesor de filosofía, les introduje en la materia y les planteé un reto: "¿Qué harías si hoy supieras que es tu último día en Malagón?"

Caras de asombro, sonrisas, miradas de curiosidad, preguntas incisivas sobre el motivo... Los más inquietos empezaron a hacer su propia lista de cosas que harían y debatimos toda la hora sobre el tema. Al final, creo que llegamos a la misma conclusión: cada momento es único y hay que vivirlo intensamente, quizás mañana no estemos aquí... ¡Carpe diem como actitud ante la vida!

Me propuse lo mismo al siguiente y definitivo día. La clase era de Historia de la Filosofía. Me propuse darlo todo: regalarles la mejor clase (de filosofía) de mi vida. Ante mi, un reto: ofrecer las claves fundamentales de la Historia de la Filosofía en una hora, partiendo de la cita de Alfred Whitehead "la filosofía occidental es una serie de notas a pie de página de la filosofía platónica". Así, la clase se tornó un bosquejo de la obra platónica centrándome en su República, con muchos ejemplos cotidianos y breves referencias a los filósofos posteriores. Mi impresión fue que di la mejor clase de mi vida. El brillo en los ojos y sus caras me corroboraban que muchos habían conectado conmigo.

El misterio del día anterior quedaba al descubierto: Esa era realmente mi última clase en Malagón. Algunos mostraron sorpresa y otros complicidad. Espero que más que la clase teórica, aprendieran el mensaje que intenté transmitir: Mañana puede que no estés, así que da lo mejor de ti HOY. Ten la ACTITUD de hacerlo mejor cada día, como si no hubiera mañana. La huella que dejas permanecerá y las semillas que plantes podrán crecer y dar sus frutos. Es más que probable que mañana de nuevo salga el sol, por supuesto, pero la clave está en una actitud que recuerda a lo que Kant llamaba el uso regulativo de las ideas trascendentales, por ejemplo, aunque no pueda demostrarse la existencia de la libertad, actúo como si existiese para orientar mi comportamiento.

Este fue el descubrimiento que hice y que quiero compartir ahora contigo: la enorme alegría y felicidad que experimenté me condujo a querer dar lo mejor de mi mismo. Todo ello unido a un sentimiento de gratitud y a la satisfacción de sentir que logras tus metas gracias al esfuerzo personal y a una trayectoria de aprendizaje constante. ¿Quieres dar la mejor clase de tu vida cada día? Empieza por no dejar nunca de aprender, esforzarte, ser agradecido, y sobre todo, por encima de todo, ¡SÉ FELIZ!

Así empezó mi transformación y un nuevo reto: empezar cada día como si fuera el último, tomarme cada clase como si fuera la definitiva, disfrutando cada momento y agradeciendo plenamente el estar vivo y poder hacer lo que te apasiona (¡y encima que te paguen por ello!), sentirte autorrealizado en un camino de crecimiento personal y profesional que deja un impacto positivo en el mundo que te rodea. ¡Y todo ello pasándolo bien!

Esa actitud es la que me llevo de casa al instituto a diario, al que acudo con muchas ganas y entusiasmo, a pesar de empezar de cero en una comunidad. Pero estoy haciendo realidad uno de mis sueños: vivir en Cádiz. Además, en este centro estoy conociendo unas personas maravillosas y excelentes. Por eso estoy tremendamente agradecido y feliz. Y esta actitud se contagia en los alumnos. ¿Quieres comprobarlo por ti mismo? Es fácil, aprende enseñando y enseña aprendiendo, pero sobre todo, sé feliz.

Es todo un placer poder compartir esta experiencia contigo. Ahora me voy... ¡a preparar la mejor clase de mi vida!

 

¿RECUERDAS CUÁL FUE LA MEJOR CLASE DE TU VIDA?

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